Los Doce Curadores y Otros Remedios (1936), Dr. Edward Bach
Titulo original “The Twelves Healers and Other Remedies”
Ésta es la publicación en la que el Dr. Bach describe los 38 remedios, clasificados por primera vez en siete grupos. La primera versión apareció en 1933 cuando había descubierto los 12 primeros remedios (curadores). Más tarde, en ese mismo año, publica un escrito con los 12 curadores y los 4 primeros ayudantes. En 1934 escribe los 12 remedios y los 7 ayudantes, para finalmente en 1936 dejarnos este escrito una vez descubiertas las 19 últimas esencias que el propio Dr. Bach calificó de “más espiritualizadas”. En este escrito el sistema queda estructurado, como se ha comentado, en siete grupos y para estudiar el sistema desde la estructura de los “12 curadores + 7 ayudantes + 19 últimas” es necesario revisar los escritos anteriores.
El presente Escrito fue la última y definitiva descripción de las Flores de Bach que, su descubridor el Dr. Edward Bach, quiso dejarnos. Se ha escrito mucho sobre las flores de Bach (más de un centenar de libros en castellano), y a veces el lector, el interesado o el terapeuta floral puede perderse en esta información, en la mayor parte de los casos muy valiosa; por lo que a menudo es muy enriquecedor retornar a la fuente original.
(Nota: en la descripción de los remedios se mantiene la versión inglesa escrita por el Dr. Bach, además de la versión traducida al castellano, véanse las fuentes al final del documento)
IntroducciónEste sistema de tratamiento es el más perfecto que se le ha ofrecido a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Tiene el poder de curar las enfermedades; y por ser sencillo, puede utilizarse en casa. Su sencillez precisamente, unida a sus efectos de curación de todo, hacen que sea maravilloso. No se requiere ciencia alguna, ni conocimiento previos, aparte de los sencillos métodos que aquí se describen; y los que más beneficios conseguirán de este regalo enviado por Dios serán aquellos que lo conserven tan puro como es: sin ciencia, sin teorías pues todo en la naturaleza es muy simple.
Este sistema de curación, que se nos ha revelado divinamente, demuestra que nuestros temores, nuestras preocupaciones, nuestras ansiedades y demás son los que abren la puerta a la invasión de la enfermedad. De este modo, tratando nuestros temores, preocupaciones, inquietudes y demás, no sólo nos veremos libres de la enfermedad, sino que, además, las hierbas que se nos han dado por Obra y Gracia del Creador de todas las cosas, aparte de eso eliminarán nuestros temores e inquietudes, y nos dejarán más felices y satisfechos.
Como las hierbas curan nuestros temores, nuestras ansiedades, nuestras preocupaciones, nuestros defectos y nuestros fallos, ellas son las que debemos procurarnos, y entonces la enfermedad, sea la que sea, desaparecerá de nuestro cuerpo. Poco más hay que añadir, pues la mente abierta a la comprensión ya sabe todo esto, y con esto basta para los que tienen las mentes despiertas, no confundidas por las tendencias de la ciencia, para que utilicen estos dones de Dios para alivio y beneficio de quienes les rodean.
Así pues, debajo de las enfermedades subyacen nuestros temores, nuestras ansiedades, nuestra concupiscencia, nuestros gustos y fobias. Descubramos cuáles son y curémoslos, y al curarlos desaparecerá la enfermedad que sufrimos. Desde tiempos inmemoriales se sabe que se han puesto en la naturaleza medios providenciales de prevención y curación de las enfermedades, con hierbas, plantas y árboles divinamente enriquecidos. Los remedios de la naturaleza que se dan en este libro han demostrado contar con una bendición que los sitúa por encima de los demás en su labor de merced; y han demostrado tener poder para curar todo tipo de enfermedades y padecimientos.
Al tratar los casos con estos remedios, no se tiene en cuenta la naturaleza de la enfermedad; se trata al individuo, y al mejorar éste se va su enfermedad, expulsada al mejorar la salud.Todos sabemos que las mismas enfermedades pueden tener diferentes efectos sobre diferentes personas; son los efectos los que hay que tratar, porque ellos nos guían hacia la verdadera causa. Al ser la mente la parte más delicada y sensible del cuerpo, en ella aparecen la génesis y el curso de la enfermedad más claramente que en el resto del cuerpo, por lo que se utiliza la observación de la mente como guía para conocer qué remedio o remedios se requieren.
En la enfermedad se da un cambio de humor respecto a la vida diaria, y las personas observadoras pueden notar ese cambio incluso antes, y a veces mucho antes de que aparezca la enfermedad, y con un tratamiento se puede lograr prevenir la enfermedad. Cuando ésta lleva manifestándose cierto tiempo, también el humor del paciente nos indicará cuál es el remedio correcto.
No nos fijemos en la enfermedad, pensemos sólo en cómo ve la vida el enfermo. Se describen sencillamente treinta y ocho estados diferentes: no debe resultar difícil, para uno mismo o para otro, hallar aquel estado o aquellos estados que se dan en una persona, y de ese modo aplicar los necesarios remedios para que se efectúe la curación. El alivio de los sufrimientos era tan cierto y tan benéfico, incluso cuando sólo había doce remedios, que se ha creído necesario ofrecer estos conocimientos al público, sin esperar al descubrimiento de los otros veintiséis que completan la serie. Los doce originales (curadores) se indican con asteriscos.